martes, 16 de junio de 2009

Mujeres en la mar: Ching Shih


Nace en Canton, China en 1785. Su vidia no es conocida hasta que a cierta edad comenzó a ejercer la prostitución que abandoné cuando se casó con el capitán Cheng I (Zheng Yi), que dirigía una flota pirata.
La pareja luchó en una rebelión vietnamita, lugar en el que posteriormente adoptaron a un niño. Al poco muere su marido y ella se hace cargo de la flota utilizándola con fines políticos.
Ching Shih elaboró un código de leyes sobre sus subordinados, y que exigía la obediencia plena a los líderes de la flota pirata. Se consideraba un crimen capital desobedecer órdenes. Si una aldea había ayudado regularmente a los piratas, era un crimen capital saquear a sus habitantes. Era un crimen capital robar del tesoro común. Era un crimen capital violar a las mujeres que eran hechas prisioneras. Incluso si la violación era consentida, la pena era la decapitación del violador y la mujer violada era arrojada por la borda.

La flota de Ching Shih realizó muchos actos de pillaje, desde barcos mercantes, pasando por poblaciones costeras o fluviales. El gobierno chino intentó destruir a los piratas en una serie de batallas a lo largo de 1808, pero lo único que consiguieron fue perder barcos que fueron a parar a manos de los piratas. Las pérdidas fueron tan grandes que el gobierno se vio obligado a confiscar barcos privados.

Los verdaderos enemigos de Ching Shih fueron otros piratas, y un rival llamado O-po-tae, que obligó a retirarse a la flota de Ching Shih tras una encarnizada batalla. Temiendo la venganza de la viuda, O-po-tae se presentó ante el gobierno chino y pidió un perdón que le fue concedido.
Ching Shih también buscó el perdón para ella y su flota en 1810, debido a que el gobierno chino preparaba una nueva flota contra ella, y le fue concedido.
En 1844 murió cuando dirigía un burdel y una casa de apuestas.

Una versión ficticia de la vida de Ching Shih aparece en el cuento "La viuda Ching, pirata", una de las historias de la Historia Universal de la Infamia de Jorge Luis Borges.

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